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Dieciséis cuentos, escritos en dos lenguas indígenas y en castellano, narran la cotidianeidad y las leyendas de los pueblos indígenas que habitaron y habitan la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense e invitan a repensar la presencia sociocultural y lingüística de estos pueblos, habitualmente leídos desde el exotismo, el pasado o la negación.

Se trata de «Voces nativas de América en Buenos Aires», publicado por la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), en su Colección Etnodiscursividades, escrito en guaraní y en dos variantes de la lengua quechua, el santiagueño y el cochabambino, con traducción al español, que será presentado mañana en el local que la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar tienen en el Puerto de Frutos, en Tigre.

Los cuentos transcurren en barrios de San Fernando, Tigre, San Isidro, en el río Caraguata de Tigre y las costas de Luján, entre otros paisajes del conurbano.

Esos son los escenarios donde hombres, mujeres, niños y niñas trabajan, sueñan, se divierten y por sobre todas las cosas, reafirman su identidad indígena con el respeto a sus ancestros y a la naturaleza en cada acción cotidiana, mantienen vivas sus leyendas, el uso de plantas para curar y sus festividades, como la que honra a la Pachamama (Madre Tierra) todo narrado con la vitalidad del quechua y la musicalidad del guaraní.

«Le pediste permiso al jara del río antes de pescar? (…) El agua, los árboles, las montañas tienen alguien que los cuide, como un protector, y el agua del río también lo tiene», le explica con naturalidad una niña de nombre Arami a Lautaro, un niño preocupado por su fallida pesca en la costanera de la localidad de San Fernando en el cuento «Ysyry jára» o El jara del rio», de Darío Juárez; mientras que en «El chíru», del mismo autor, se recuerda la leyenda del lobizón de la cultura guaraní; en «El kururu» nos enteramos por qué croan los sapos antes de la lluvia y en «Pampaku» le cocinamos a la Pachamama y vivenciamos el profundo sentimiento de pedir «¡Hallalla hallp’itancheqta, Pachamama! ¡Ama ni haykaq saqewaykuchu! (¡Viva nuestra tierra! ¡Pachamama, nunca nos abandones!)».

Darío Juárez se define como «indígena guaraní de la provincia de Buenos Aires», ya que nació en la localidad de San Fernando. Es docente, aunque actualmente no está ejerciendo; delegado del Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA) y escritor autodidacta. Varios de sus cuentos integran este libro y todos ellos fueron traducidos al guaraní por Verónica Gómez, quilmeña de padres paraguayos «con una herencia importante de distintas culturas originarias pero sobre todo guaraní», según explica a Télam Gómez, profesora de lengua y cultura guaraní y realiza trabajos de interpretación y traducción en dicha lengua.

¿Cómo llegan ambos a participar de este libro?
-Verónica Gómez: 
La Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI) nos propuso participar de esta publicación con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Esta Asociación realmente tiene un gran compromiso con la difusión y preservación de las lenguas originarias, y yo personalmente lo agradezco, los hablantes de nuestras lenguas se merecen tener la posibilidad de leer en su propio idioma y quienes no son hablantes de lenguas indígenas también tienen derecho a conocer nuestras historias.

-Darío Juárez: La AATI trabaja con traductores en lenguas extranjeras y en los últimos tiempos empezaron con idiomas originarios, nos contactaron a Verónica y a mí y surgió la idea de hacer un libro en el cual estén los cuentos en los dos idiomas, guaraní y castellano. Yo escribí los cuentos y ella hizo la traducción.

¿Qué deseaban transmitir con estos cuentos?
-DJ: Durante mi carrera de profesorado, advertí que la mayoría de los cuentos destinados a los estudiantes usaban escenarios europeos, con castillos y princesas, que poco tienen que ver con el lugar; y que los cuentos que correspondían a pueblos originarios transcurrían en la selva litoral, en los cerros del norte o las montañas del sur. Pensé que las historias debían transcurrir en el Conurbano, en los lugares que los chicos conocen, como la costa del río Luján, entre otros, y eso les permitiría sentirse más identificados.

-VG: En mi caso, hice una interpretación de los cuentos de Darío, los pasé al guaraní. Él ya me había hablado de estos relatos, de su intención de que nuestras creencias, mitos, leyendas, tengan un lugar entre las demás historias que leen niños y niñas. Nuestra intención es difundir aquellas historias y creencias que transitan los barrios y las calles de la provincia de Buenos Aires. Nosotros, todos los autores de este libro, hemos caminado esta provincia, hemos convivido con nuestras comunidades de hablantes, hemos escuchado y contado historias a lo largo de nuestras vidas acá, y el libro es un poco el reflejo de eso, de aquello que es parte de nuestro cotidiano en el conurbano bonaerense.

¿Por qué creen que se suele circunscribir lo indígena a determinadas provincias y pareciera querer negarse que hubo y hay muchísimas comunidades originarias en la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires».
-VG: 
Creo que contamos con siglos de discursos discriminatorios contra las culturas originarias, y en el momento en que se decidió creer que «los argentinos bajamos de los barcos», se dejaron afuera a todas las demás culturas que forman parte de nuestro ADN y de nuestra idiosincrasia. Somos morochos, tomamos mate, comemos pororó y chipa, le decimos michi al gato, es decir, en nuestra vida cotidiana ponemos en práctica costumbres que tienen que ver con nuestras raíces indígenas, por supuesto que algunos más que otros, pero esas cosas forman parte de la cultura argentina y bonaerense.

-DJ: Yo soy un indígena guaraní de la provincia de Buenos Aires y un militante indígena. Hay mucho desconocimiento al respecto, hasta no hace mucho tiempos se hablaba y se habla de lo indígena en tiempo pasado: «los indígenas comían… los indígenas vivían… los indígenas vestían…. » está en el imaginario colectivo que lo indígena es algo de allá lejos y hace tiempo. Ese discurso trasládalo a Buenos Aires, hay un sector que nada tiene que ver con las caras que aparecen en los medios de comunicación, hay una intención de invisibilizar a un sector importante de la población argentina, hoy por hoy, Buenos Aires es la provincia con la mayor cantidad de pueblos originarios del país, eso es una realidad y parte de la lucha también es hacerlo visible.

Cuando decimos que somos guaraníes, nos dicen si somos paraguayos o misioneros, parte de nuestra historia viene de esas tierras pero nacimos en Buenos Aires y vivimos nuestra identidad indígena en este territorio. Solíamos tener una especie de slogan que decía: «mi barrio también es territorio guaraní» y en gran parte de los cuentos eso queda plasmado.

Las historias transcurren principalmente en San Fernando, Tigre, Luján, con clara intención de visibilizar lo indígena en entornos conocidos del Conurbano donde esta presencia indígena es ignorada u ocultada. Por ejemplo, en estas ciudades no hay señalética bilingüe, castellano-guaraní o castellano-quechua.
-DJ:
 Muchas veces pareciera que Buenos Aires fue fundada por Juan de Garay y ahí empezó la historia de Buenos Aires pero la realidad es que antiguamente ya vivían pueblos indígenas en este territorio. Buenos Ares tiene una historia muy rica de los pueblos indígenas antes de la invasión europea y en la actualidad hay 15 comunidades guaraníes, cada una con su experiencia comunitaria, manteniendo su identidad, su cultura, su lengua y con sus luchas y reivindicaciones por nuestro derecho y respeto por la cultura e identidades.

-VG: Sí, la presencia de comunidades originarias es algo que la mayoría de los bonaerenses desconoce, parece ser que no tiene relevancia que en nuestra provincia existen grupos que viven de forma comunitaria manteniendo costumbres y tradiciones ancestrales y que tienen derecho a preservar su lengua y su cultura, de hecho la Ley de Educación de la provincia de Buenos Aires contempla la EIB (Educación Intercultural Bilingüe), pero habría que ver si se pone en práctica. Y nuestras raíces indígenas como sociedad directamente se niegan. Pero no quiero dejar de nombrar el trabajo de los y las docentes, muchos de ellos están comprometidos y buscan estrategias para visibilizar y reivindicar en las aulas la riqueza de la diversidad cultural y lingüística que existe en nuestra provincia de Buenos Aires.

¿Sintieron en lo personal esa invisibilización o esa mirada de exotismo que se suele aplicar sobre el indígena?
-VG: Sí, todavía hay una idea de que lo indígena es exótico, cuando en realidad es justamente lo contrario, es autóctono. De hecho hay gente y hasta instituciones que consideran a nuestros idiomas como «extranjeros», pero con el trabajo de concientización y difusión de los y las militantes indígenas, esto, muy de a poco, se va revirtiendo.

-DJ: Por supuesto, hay una idea de que el indígena vive en el monte, en la montaña y plantear lo indígena en Buenos Aires es un trabajo de militancia. Habitamos el conurbano, estamos en los hospitales, escuelas, talleres, estamos en la construcción es decir, vivimos en la ciudad, en el Conurbano pero mantenemos nuestra costumbres, nuestra lengua y nuestra identidad eso no lo perderemos estemos donde estemos.

Hay también un cierto estereotipo hacia lo indígena, una cierta vestimenta o forma de ser y es pelear a diario contra eso. Usamos ropa, escuchamos música como todo el mundo pero no perdemos la esencia de nuestra cultura e identidad. El idioma indígena guaraní sufre discriminación, se lo ve como una lengua de brutos. Ojalá muchos vean con este libro que se pueden hacer producciones literarias en idioma guaraní y se las empiecen a traducir. Hay traducciones en inglés, francés, alemán, pero nuestros idiomas indígenas también importan y son también necesarios.

Ojalá este pequeño libro, este pequeño aporte sirva para visibilizar el Buenos Aires indígena que vive en él y además sirva para contagiar a otros, ojalá muchos vean que se pueden hacer producciones literarias en idioma guaraní, que otros se animen a escribir, a contar las historias de sus abuelos. Muchas historias indígenas quedan adentro de las casas y es momento de empezar a sacarlas.

FUENTE: TELAM

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